Después de demasiado tiempo sin escribir en el blog me apetece reflexionar un momento de una cosa. Y es que estos días he llegado a pensar que nuestras ilusiones pueden salirnos muy caras. Puedes tener ilusión en hacer algo, pero hacer ese algo puede conllevar algún mal consigo. Lo cual quiere decir que soñar no es gratis, amigos. Soñar es gratis solamente si el sueño no es muy intenso. Voy a poner un ejemplo: Puedes soñar en sacar un 8 en un examen, pero al final acabas sacando un 7,5. Es algo que soñabas y no se ha cumplido, pero tampoco te importa demasiado, es una buena nota. Sin embargo, estás enamorado de alguien, la quieres con toda tu alma y darías la vida por esa persona. Sueñas con su amor y, de repente, lo ves con otro chico. Pues esa ilusión te ha costado una noche de sufrimiento pensando en que eres un desgraciado y lamentándote en tu cama mientras escuchas canciones tristes en tu iPod.
Por eso, amigos, mi consejo de hoy es que soñéis, pero con moderación. Es decir, que ante todo seáis realistas. No quiero decir con esto que no luchéis por vuestros sueños, al contrario. Luchad por vuestros sueños al máximo, pero si caéis no os lamentéis por la caída. Puede ser dura, pero no hará herida, si sabes como tratarla.
Creo que lo mejor que me ha pasado en esta vida es haber aprendido a tropezar, aunque ha veces me cueste...
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